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Existen experiencias que se deberían tener al menos una vez en la vida, una de ellas es la de volar en globo. La impresión de sentirse flotando en el aire al mismo tiempo que se observan los paisajes que el globo va dejando a su paso es increíble, sobre todo cuando se viaja sobre los majestuosos rincones españoles. El sueño de llegar al cielo se hace realidad al abordar un globo aerostático y emprender el vuelo, que con las primeras llamaradas empieza su camino a la cima.
 
La práctica de vuelos en globo aerostático data desde el siglo XVIII cuando el hombre trataba de elevarse desde la superficie de la tierra para conquistar los aires en el cielo. Es por ello que a pesar del avance de la tecnología y la invención de máquinas sofisticadas, volar en globo sigue siendo un deleite y un privilegio para quienes tienen la oportunidad de hacerlo. Y es que es asombrosa le mezcla de emociones que se viven en pleno despegue; la adrenalina, la emoción y la sensación de poder llegar tan lejos como sea posible, convierten ese instante en un sueño o mejor aún en un recuerdo inolvidable.
 
Una vez que se llega alto, la experiencia de tranquilidad no se compara con nada, es posible disfrutar del silencio, de los paisajes, de las aves que vuelan alrededor y de la naturaleza que va dejando un mensaje de sosiego en el alma. A su vez es una actividad que puede realizarse en compañía, la vivencia de volar en globo la puede realizar cualquiera que desee hacerlo, siempre y cuando se cumplan con las medidas preventivas sugeridas por el personal profesional.
 
¿Aún estás pensando de aventurarte a esta experiencia? Los vuelos en globo aerostáticos son una práctica muy segura y por esa misma razón ha ganado popularidad con el paso del tiempo, volar es un acontecimiento contemplativo, tranquilo y lleno de magia, ¡sin mencionar la sensación de libertad! incluso cuando el globo va descendiendo se puede apreciar como poco a poco se vuelve a hacer contacto con la tierra y con la gente, no dudes más y atrévete a sentir el aire acariciándote el rostro, recuerda que: ¡el que no vuela alto, no sueña en grande!